Explora la mayor abadía de Europa, orgullo del encantador pueblo de Fontevraud, situado cerca de Saumur. La visita te dejará boquiabierto y te reservará muchas sorpresas, ya que el monumento guarda celosamente sus secretos, que intentaremos desvelar…
Una curiosa aguja de piedra negra
“¡Mirad a la derecha!” Nada más llegar, ya surge el primer misterio. Una vez franqueada la entrada principal, a pocos metros se alza un curioso bulbo de piedra oscura, con el tejado decorado con chimeneas y escamas de pescado esculpidas. “Es como la Torre Eiffel de Fontevraud”, bromea la guía Zoé Wosniak. “La llaman la cocina romana, aunque sus 28 metros de altura, sus delicados ornamentos y su extraña forma octogonal suscitan dudas sobre su verdadera función. Se cree que podría tratarse de un ahumadero del siglo XII que permitía conservar el pescado del Loira, aunque no hay nada seguro. En cualquier caso, el edificio conserva parte de su misterio.”
Una reina muy lista
Otra prueba de que el viejo edificio alberga numerosos enigmas. La Abadía de Fontevraud fue fundada en 1101 en tierras vírgenes por Robert d’Arbrissel, un predicador itinerante, y años más tarde se benefició de la protección de los Plantagenet, reyes de Inglaterra. Las estatuas yacentes de estos últimos presiden la nave de la iglesia abacial. “Se ha dado el caso de turistas ingleses que se arrodillan o depositan flores ante las estatuas de Enrique II y su esposa Leonor de Aquitania”, indica Zoé Wozniak. “Cabe destacar la posición de esta última; ¿no ven nada raro? Está un poco más alta que su marido, a quien odiaba profundamente, y además sostiene un libro. Cuando encargó las estatuas funerarias, utilizó esta estratagema para mostrarse como un ser superior y cultivado.”
La Abadía de Fontevraud también fue una cárcel
La visita de la Abadía de Fontevraud también permite descubrir indicios del pasado carcelario del monumento que Napoleón decidió transformar en prisión en 1804. “Una de las más duras del país: en el siglo XIX ¡la esperanza de vida era de ocho meses!”, indica nuestra guía. Todos los días se propone a los visitantes más curiosos la posibilidad de hacer incursiones especiales para descubrir, en un rincón de la abadía, las inquietantes jaulas llamadas cages à poules ). Se trata de celdas de puertas enrejadas donde se encerraba a los reos acusados de atentar contra la moral y que había que aislar de los demás. Perduran las inscripciones de los presos en las paredes exteriores del refectorio, mientras que en la sala del tesoro se exponen los objetos de estos últimos, como por ejemplo las barajas de cartas fabricadas a escondidas y disimuladas en la estructura.
Obras contemporáneas y maqueta-máquina
El visitante descubrirá otras sorpresas, como por ejemplo el antiguo dormitorio, que hoy sirve de sala de exposiciones, y la temible sala capitular, en la que las monjas confesaban sus pecados y recibían el castigo delante de las asistentes. Posteriormente, el lugar sirvió de tribunal interno de la cárcel. También destaca el inmenso claustro en el que abundan las iniciales BB, cuyo significado se desvela durante la visita). Asimismo, en el lugar abundan las obras contemporáneas, como las extrañas criaturas irradiantes de Julien Salaud que habitan la Crypte des effraies (cripta de los espantos). Tampoco hay que perderse la increíble maqueta animada imaginada por François Delarozière, creador de las Machines de l’île (máquinas de la isla) de Nantes, así como el elegante restaurante de lujo acondicionado en el priorato Saint-Lazare, donde antiguamente estaba la enfermería. El establecimiento se combina con un gran hotel que ofrece a sus huéspedes la posibilidad de deambular por el monumento al anochecer, que queda abierto solo para ellos. ¡Una experiencia mágica!
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