Brinda con la sidra de Maine
Suave en boca, redonda, sorprendentemente fresca y equilibrada. Así es la sidra de Maine, sin nada que envidiar a sus primas bretonas y normandas. Los productores de la provincia de Mayenne son auténticos apasionados de su producto y abren sus explotaciones agrícolas para contarte cómo se elabora
El equilibrio perfecto entre lo dulce, lo amargo y lo ácido
¡Con las burbujas no se juega en la Ferme du Pressoir! La explotación de Sonia y Rémy Viel se dedica a la producción de sidra en Craon desde 1871. Son la quinta generación que alimenta esta sabiduría ancestral para encontrar el equilibrio perfecto entre dulce, ácido (más reducido que en Normandía) y amargo (menos potente que en Bretaña). Añádele un punto redondo y afrutado y encontrarás la receta del éxito de la sidra de Maine.
Un trabajo de producción más complicado que el del vino
La Ferme du Pressoir obre sus puertas a los curiosos para que conozcan sus infraestructuras, el recorrido fotográfico e incluso disfruten de una degustación en la bodega, acompañada de pan casero y rillettes. Es una buena ocasión para probar este líquido de burbuja natural, que no se gasifica artificialmente. Los estetas de las burbujas la cultivan y manejan muchos parámetros para mantener su nivel de calidad. “El trabajo en la bodega es más complejo para la sidra que para el vino”, manifiesta Rémy Viel.
Pommeau, vinagre de manzana y Fine du Maine
La sidra se obtiene mezclando una media de cinco variedades de manzanas. Es lo que hacen en la Ferme de Cornesse (Brûlatte) donde Marie y Fabien Bourny dan a probar sus sidras con las que ganaron el premio a la excelencia de 2014 en el Concurso General Agrícola. Las recompensas también llegan del lado de Andouillée, a la familia Olivier y Denis Rouland y a su Ferme du Theil, donde no solo producen sidra, sino también vinagres, zumo de manzana, el pommeau du Maine, un vino aperitivo fortificado a base de mosto de manzana envejecido en barrica y hasta el fine du Maine, un aguardiente de manzana que recuerda al calvados. Aquí se saborea en los antiguos establos, ahora convertidos en sala de cata. ¡Salud!